Señor,
tú me llamas a vivir en comunidad.
Y
quieres que edifique la comunidad.
Me
quieres en comunión con los otros,
no
para estar mejor, ni ser más fuerte,
sino
para que sea yo mismo.
La
comunidad es fuerte si espera.
La
comunidad es verdadera si ama.
La
comunidad es santa si cada uno es santo.
Ser
comunidad es existir para los demás.
Es
encontrarse con los otros.
Es
rezar con ellos.
Es dar
muestras de la propia esperanza.
Sólo
así podremos acercarnos
a los
que no recibieron la fe
y
ponerlos en tus manos.
Sólo
así podremos sostenerla
en los
que a duras penas la conservan.
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